No obstante que el ebook ha ganado más adeptos y se ha posicionado en la preferencia de los lectores, aún la manera de iniciar el proceso de edición de una obra sigue privilegiando la naturaleza física de un libro en papel.

La vertiginosidad y los desafíos de esta era global y tecnológica comienza a obligar a los involucrados en el proceso editorial a concebir obras pensando no sólo en que éstas serán publicadas en formato impreso, sino también digital.

Ante este panorama, es necesario que el proceso con el cual el original entregado por un autor o un traductor comienza a transformarse en libro contemple, desde ese inicio, además de los habituales recursos que posee un ejemplar impreso, las múltiples posibilidades de interactividad que puede ofrecer un ebook.

En otras palabras, un original debe trabajarse y servir para ambos soportes, impreso y digital, con el fin de que los archivos generados para el primero no tengan que adaptarse (muchas veces de manera forzada) —como se hace en esta transición del papel al pixel—, al segundo.

En la actualidad, muchos errores que se originan durante la conversión de un libro provienen de ciertas prácticas que prevalecen en el proceso tradicional previo a la formación. Algunos autores, editores, revisores y correctores piensan que con sólo haber trabajado un texto desde el procesador de palabras —Word— y darle formato, el libro ya está casi listo para publicarse. Dejan colores, enumeraciones automáticas, referencias cruzadas, múltiples estilos propios del software en cuestión, incluso el control de cambios, entre otros atributos, que por lo regular, en vez de facilitar la edición al pasar a otro software más especializado como el InDesign o el Quark_X_Press, crean más conflictos que sólo gente muy especializada consigue resolver.

Ese detalle, desapercibido para muchos, se hereda hacia la formación. Este último paso, además de haber recibido tal herencia, adopta otras prácticas (como el uso de etiquetas y estilos que jamás se utilizan, y que se combinan con los propios del procesador de textos previo; el uso de enters suaves para colocar los llamados guiones duros y separar manualmente determinadas palabras, en función de la ortotipografía, entre otros) que también resultarán nocivas para el proceso de conversión a formato digital.

Es comprensible que los principales actores en el proceso de edición —autores, editores, revisores, correctores— privilegien —y por lo regular ese siempre es su argumento— su atención al contenido y descuiden aspectos técnicos (muchas veces por desconocimiento). Sin embargo, la nueva manera de editar libros exige profesionales integrales, con conocimientos en diversas ramas que se reflejen en la calidad de sus publicaciones.

Los nuevos profesionales deben entender —hoy más que nunca— que un buen comienzo en el proceso de edición de un libro garantizará un buen final.

Este paso inicial siempre ha tenido nombre: preparación de original. Pero muchos desconocen la esencia de este concepto.

Como se sabe, el término original se refiere a la obra de cualquier género que entrega un autor o un traductor para su publicación. Dicho original debe reunir ciertas características editoriales y técnicas que se traduzcan en una mayor limpieza y uniformidad del contenido, que reflejen los criterios de la casa editora que lo convertirá en publicación, y que eliminen posibles fallas en ambos sentidos (técnicos y editoriales) que puedan entorpecer el proceso al pasar a un programa de diseño y edición y, consecuentemente, a conversión digital. En otras palabras, el documento en cuestión requiere ser preparado para formación y conversión; esto es: una preparación de original.

La preparación de original debe cubrir y subsanar los siguientes puntos, divididos en dos grupos: editoriales y técnicos.

 

EDITORIALES

  1. Edición (si la requiere, a petición del editor a cargo).
  2. Revisión y corrección de estilo.
  3. Aplicación de normas y criterios editoriales estipulados por la casa editora que publicará.
  4. Definición de jerarquías temáticas y tipográficas (títulos, subtítulos, etcétera).
  5. Revisión del aparato crítico (bibliografía, notas bibliográficas, fuentes, referencias, etcétera).
  6. Revisión e identificación de referencias cruzadas.
  7. Correspondencia de cuadros, gráficas y otros materiales similares.

Al final, si existiesen problemas que sólo el autor puede componer, deberá incluirse un documento con observaciones y sugerencias.

TÉCNICOS

  1. Eliminar basura (dobles espacios, tabuladores, sangrías, espacios blancos innecesarios, etcétera.)
  2. Sólo utilizar las herramientas básicas del procesador de textos (Word).
  3. No deben emplearse tabuladores para sangrar o centrar líneas, o los efectos sobre los caracteres: tachados, ahuecados, sombreados, etcétera.
  4. Eliminar espacios blancos entre párrafos, salvo cuando en el texto exista una transición narrativa que se representa con aquéllos.
  5. Componer en cursivas, versalitas, negritas, etcétera, los textos que así lo requieran (con base en las normas de cada editorial).
  6. Jerarquizar tipográficamente títulos y subtítulos.
  7. Indicar transcripciones para componer textos a bando.
  8. Dar salto de página para iniciar capítulo y cualquier otro apartado. (O en su defecto trabajar archivos independientes).
  9. Definir si las notas o referencias bibliográficas quedan al pie o al final en una sección aparte, si así lo requiere el proyecto.

En resumen, la preparación de original es una preformación. De su correcta revisión y solución depende la eficiencia y la rapidez de los siguientes pasos en el proceso, tanto para el formato impreso como el digital.

Lo que bien empieza, bien acaba… Hoy más que nunca, esta idea debe prevalecer en el proceso con el que un original comienza a transmutarse en libro impreso o ebook.

Los pasos del nuevo proceso editorial ahora son los siguientes:

  1. Preparación de original, en la que se cubren tanto los aspectos editoriales como los técnicos, sugiriendo en ambos algunos recursos de interactividad.
  2. Formación tradicional, erradicando malos hábitos.
  3. Revisión ortotipográfica en planas, y lectura final o de seguridad (antes se hacían cuatro lecturas: galeras, primera lectura, segunda lectura, y lectura fina o de seguridad).
  4. Cierre de la versión impresa.
  5. Entrega de archivo limpio (pdf) para impresión off set o digital bajo demanda.
  6. Entrega del archivo abierto final de impresión (o también el mismo pdf) para conversión a ePub, fixed layout u otros.
  7. Conversión a ePub o fixed layout.
  8. Revisión en dispositivo móvil o software de lectura.
  9. Aplicación de correcciones u otros cambios.
  10. Cierre final.

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